lunes, 1 de diciembre de 2008

DEFINICIÓN DE SIMBOLISMO

No cabe duda que la característica cognitiva que más nos caracteriza a los humanos es la capacidad de crear conductas marcadas por un simbolismo consciente, socialmente compartido y con medios adecuados para su transmisión y perduración. Sin embargo, en toda exposición de temas de esta índole, muchas veces existen matices que, si no se delimitan con anterioridad, son la fuentes de discusiones sobre diferentes particularidades o matices, lo que genera confusión y discusiones bizantinas. Por tanto, antes de comenzar con el estudio del simbolismo humano, creo preciso elaborar una definición que sirva de base de la exposición y del debate si se presenta.


El simbolismo es un proceso cognitivo que otorga a determinados objetos, pinturas, sonidos o conductas la representatividad de ciertas ideas, conceptos o creencias, que la sociedad ha generado y aceptado en su conjunto. 


Para su realización es necesario la capacidad de creación tales conceptos abstractos e ideas a los que poder simbolizar, facultad que no siempre se ha tenido plenamente desarrollada. Estas abstracciones tienen una cualidad destacada, como es el desplazamiento, pues existen en nuestra mente sin tener que referirnos necesariamente a un tiempo y lugar determinado, liberándose de la imposición del aquí y ahora. Por tanto, el proceso de simbolización consiste en relacionar estas abstracciones con sonidos y gestos (lenguaje), con objetos (elementos simbólicos) y conductas (usos, costumbres), siendo necesario aplicar un consenso social a todo el proceso. Esta correspondencia simbólica puede ser muy variada, pues muchos son los objetos de la vida cotidiana sobre los que descargar la representatividad elegida. En su inicio surge el problema de no poder distinguir si tal objeto fue creado para un fin útil o para el simbolismo elegido.