domingo, 4 de marzo de 2012

La cognición humana en arqueología


La teoría y metodología arqueológica nos enseña las diversas formas que dentro de la disciplina se han establecido para la obtención e interpretación de los datos arqueológicos. En este campo científico es posible establecer dos líneas de trabajo que, aunque teóricamente se puedan exponer por separado, forman una unidad explicativa general.

I - La obtención e interpretación de los datos de cada yacimiento en particular. Esta dirección teórica está ampliamente desarrollada, pues en general todo lo relacionado con los yacimientos despierta un gran interés entre los que se dedican al estudio de la Prehistoria.

II - La elaboración de modelos sobre el origen y desarrollo de la conducta humana, a partir de la información anteriormente reseñada. En este apartado el interés y los resultados son mucho más pobres. La realización de la teoría arqueológica parece que ha sido una constante de los países de habla inglesa, donde por el amplio desarrollo de la Antropología sociocultural y una orientación académica más relacionada con las Ciencias Naturales han marcado el camino de las teorías generales de interpretación arqueológica.

En este contexto, habría que señalar cómo Laurence G. Strauss, en un seminario de Doctorado sobre las novedades en el Paleolítico y Mesolítico europeo que ofreció en Buenos Aires (1996), dictó e ilustró muy bien las diferencias entre la escuela norteamericana y la europea:

Yo me he formado como arqueólogo antropológico. Mi meta como paleoantropólogo es la comprensión de los modos de vivir. Las diferencias......son diferencias de paradigma: la manera de definir lo que es importante saber, cómo y porqué; estas diferencias provienen de formaciones académicas muy distintas: la mayoría de los prehistoriadores españoles están formados en las Letras y la mayoría de los prehistoriadores norteamericanos en las Ciencias Sociales con grandes dosis de Ciencias Naturales. Creo que hay un sitio para ambas perspectivas a fin de llegar a una visión completa del Paleolítico. El papel de los prehistoriadores venidos de la tradición antropológica americana o inglesa sería el de proponer y evaluar hipótesis acerca del comportamiento y de la adaptación humana. También quizá, su papel es de mitigar un escolasticismo excesivamente estéril, en el estudio de los materiales de la prehistoria. El papel de los prehistoriadores de tradición humanística europea es de describir, ordenar y estudiar de manera muy detallada y precisa, los materiales con los cuales sólo ellos pueden estar íntimamente familiarizados a largo plazo, y de corregir los excesos de optimismo explicativo de sus colegas forasteros.

En general, la escuela americana aprovecha mejor los avances europeos obtenidos en sus yacimientos, pues siempre los ha utilizado en la creación de líneas teóricas de interpretación arqueológica (Procesualismo, postprocesualismo, etc.). Mientras que en Europa la creación de modelos generales de comportamiento siempre ha tenido un pobre desarrollo. Creo que debemos de prestar más atención a lo que otras ciencias dicen sobre la conducta humana, pues se quiera o no, fue en el Paleolítico donde se crearon y desarrollaron las bases fundamentales de la conducta simbólica humana. Hecho tan trascendente merece un poco más de interés por sus causas (estudios cognitivos, socioculturales, etc.), y no sólo por sus consecuencias materiales (tecnología, arte, conductas simbólicas, etc.).

Es posible que nos tengamos que replantear la pregunta básica de toda ciencia:¿Qué intentamos conocer? La Arqueología siempre ha obtenido buenos resultados cuando su análisis se ha limitado a conocer el cuándo y dónde de los datos arqueológicos, pero que en la explicación del cómo y el porqué de su aparición o desarrollo en cada momento y lugar se han encontrado grandes dificultades.

Las dos últimas respuestas no pueden encontrarse en los yacimientos, por lo que habrá que seguir el camino de la metodología arqueológica. La elaboración de modelos sobre el origen y desarrollo conductual humano se hace imprescindible. Para su realización hay que adquirir la motivación necesaria para su elaboración, absorber los conocimientos de otras ciencias relacionadas con la conducta humana, crear modelos interdisciplinarios y aplicarlos al registro arqueológico.

Es imprescindible establecer una relación de los datos arqueológicos con las capacidades cognitivas de sus creadores, lo que implica elaborar marcos teóricos adecuados. La Arqueologíacognitiva es un enfoque teórico muy poco conocido y utilizado en la interpretación prehistórica. Sus metas estarían encaminadas a comprender, a partir de los datos que nos ofrece el registro arqueológico, el origen y evolución de la conducta del género Homo, es decir, el cómo y porqué del origen y desarrollo de su conducta. 

En los primeros años del desarrollo de la Prehistoria como ciencia no existía un especial interés por las características cognitivas de los homínidos conocidos. Su evolución y diferenciación se explicaba como una consecuencia de los mecanismos evolutivos, los cuales proporcionaban unas capacidades cognitivas propias de cada especie humana, que se manifestarían con unas determinadas formas culturales. Sin embargo, tal teoría no podía sostenerse cuando los datos paleoantropológicos y arqueológicos fueron mostrando grandes lagunas en sus explicaciones. Estas, junto con el desarrollo de ciertas ciencias (Antropología social/cultural, Neurología, Psicología, etc.), indicaban la necesidad de utilizar otras vías metodológicas en el estudio de la conducta humana.

Actualmente la conducta humana siempre a estado relacionada con el simbolismo, aunque no siempre se ha establecido tal relación. Cualquier forma de lenguaje humano (sonoro o gesticular) siempre contiene un fundamento simbólico. Se ha relacionado la modernidad con el simbolismo que la sustenta, por lo que algunos autores reconocen una conducta moderna cuando está simbólicamente organizada, o es completamente simbólica. El simbolismo es lo que nos ha proporcionado las características conductuales que nos definen como seres humanos modernos.

Este último concepto es muy importante en la configuración del último periodo paleolítico, pues, desde entonces, el simbolismo va a ser fundamental en la conducta de los seres humanos de todos los tiempos. Sin embargo, puede encontrarse cierto grado de simbolismo en los dos primeros periodos paleolíticos, sobre todo si tenemos en cuenta que poco a poco se van encontrando conductas y elementos con cierto carácter simbólico en tales periodos, pero es en el último periodo cuando de verdad se aprecia un gran desarrollo, al observar nuevas formas de conducta socioeconómicas, tecnológicas, simbólicas, etc. Aunque, lo que sin duda fue más trascendental y nuevo, sería el tener una clara conciencia del uso simbólico de diversos útiles y conductas (simbolismo consciente o reflexivo). Esto, aporta un nuevo significado a este periodo, pues le separaría con mayor identidad de los anteriores periodos paleolíticos. Es este sentido, no cabe la menor duda que son los que más van a pesar en la conducta humana moderna.

Lo más llamativo del Paleolítico superior sería la adquisición de una nueva mentalidad simbólica, creativa, práctica y, sobre todo, consciente de su realización. Tal logro pudo realizarse por medio del desarrollo pleno de la conciencia reflexiva, y su utilización junto con los conceptos del tiempo y del espacio, que serán utilizados en los intentos de solucionar los problemas que se plantearon en ese momento. El resultado no puede ser más extraordinario, pues se producen nuevas formas de conducta reflejadas en la aparición de adornos corporales, del arte, enterramientos intencionados con base simbólica, la aparición de la religión, aumento de la complejidad social, mejor estructuración y organización de la caza, conservación de los alimentos, estructuración del espacio del hábitat, etc. La aparición en el tiempo de todos estos hechos, se realiza con gran interacción de unos elementos con otros, pero existen ciertos aspectos de dependencia que hay que analizar. Los avances culturales de carácter simbólico tienen que irse elaborando, de una forma más o menos escalonada, en función de las nuevas necesidades demográficas, sociales y medioambientales que se vayan presentando. Hay que tener en cuenta, que para la aparición de unos (como la religión donde se utiliza inexcusablemente un simbolismo consciente), es imprescindible el desarrollo de otros (como sería una conciencia reflexiva). Su falta, imposibilita el inicio de las ideas religiosas y de todas las conductas relacionadas con ella (enterramientos con simbolismo religioso).

El Paleolítico es el periodo de la Humanidad en el que se desarrolló biológica, cultural y cognitivamente, lo que le permitió alcanzar un grado de autoconciencia (inicio del Paleolítico suprior) suficiente como para realizar la conducta considerada como moderna.

La metodología arqueológica ha intentado responder a tan complejas preguntas. La mayoría de los procesualistas han desarrollado ampliamente teorías generales sobre la conducta humana (Donald Merlin, Colin Renfrew, Davidson y Noble, Mithen), pero tienen importantes problemas para aplicar sus conceptos generales a las particularidades contextuales de cada yacimiento. Por su parte, a los postprocesuales les es muy difícil realizar trabajos generales a partir de sus estudios contextuales, pues les falta una metodología que pueda compaginar ambos campos de aplicación. Sólo el estructuralismo, con un conocimiento básico pero suficiente de la psicobiología humana, ha podido realizar cierta elaboración metodológica que les ha llevado a elaborar trabajos genéricos a partir de los particulares datos del registro arqueológico. Se ha realizado por medio de la interdisciplinariedad de las ciencias relacionadas con la conducta humana, creando estructuras metodológicas (estructuralismo funcional) que permitan superar en lo posible el subjetivismo que impera en los estudios sobre la conducta humana en la prehistoria. Un ejemplo de tal desarrollo metodológico lo podemos ver en el siguiente esquema:


Sin embargo, es paradójico cómo numerosos autores de otras disciplinas académicas han tratado estos temas, llegando a conclusiones muy interesantes y, por supuesto, relacionadas con el mundo paleolítico (donde de crearon y desarrollaron), pero que prácticamente no han tenido ninguna repercusión en los estudios arqueológicos europeos. Lo curioso es que cada vez se habla más de los procesos cognitivos en los estudios paleolíticos, del simbolismo humano, y no sólo de su origen geográfico y temporal, sino de las causas y motivos de su producción.

Siendo numerosos los autores que sobre esta han escruto, invito a que lean alguno de las referencias bibliográficas que señalo, puede que les despierte el interés de estudiar los procesos cognitivos paleolíticos con una perspectiva más amplia y mejor fundamentada.

* ÁLVAREZ MUNÁRRIZ, L. (2005): La conciencia humana. En La conciencia humana: perspectiva cultural. (Coord.) Luis Álvarez Munárriz, Enrique Couceiro Domínguez. Barcelona. Anthropos.
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