Todos estaremos de acuerdo
de que el fin primordial de la Prehistoria es el estudio de la conducta del
género Homo. Donde no
estaremos tan de acuerdo es en la forma en que hay que realizar este interés
común. Los aspectos generales de
toda conducta humana y por tanto, las líneas de análisis de tal conducta deben
agruparse en cinco apartados: en qué consiste, cuándo se creó, dónde tuvo lugar su inicio y desarrollo, porqué apareció en ese lugar y momento, y cómo se crearon.
De tales cuestiones las
tres primeras son las que más ampliamente se ha ocupado el trabajo arqueológico
desde su inicio. Prueba de ello es el amplio conocimiento (aunque limitado en
numerosos aspectos) que tenemos de las diferentes culturas prehistóricas, lo
que nos permite tener un mínimo conocimiento de tan lejanos tiempos. Su
manifestación cultural queda reflejada en la gran cantidad de útiles (líticos,
óseos, cerámicos, metálicos, etc.) y conductas (cazadores-recolectores, agricultores,
ganaderos, metalúrgicos, etc.) que variaran según sean los periodos de estudio.
Se sitúan cronológicamente en unos anagramas temporales que cada vez son más
exactos, gracias a la constante mejora de los medios de datación actuales.
Igualmente, se describen posibles áreas de inicio, de expansión, de influencia,
e incluso de regresión de tales culturas. Toda esta información constituye un
registro arqueológico enorme, dando la impresión de tener un importante
conocimiento sobre el inicio de la Humanidad.
Pero la apreciación de un
proceso es una cosa y, por desgracia, la realidad de su conocimiento otra. De
todo este inmenso acumulo de información los aspectos del cómo y porqué apenas han iniciado su andadura. En
este punto, es cuando hay que indicar la existencia de cierto desajuste
metodológico, relacionado con los contenidos históricos y académicos de la
Prehistoria, que dificulta el desarrollo de estos aspectos analíticos.
- Históricos, pues cuando
se inició el estudio de la Prehistoria se realizó en un momento en el que las
ciencias encargadas de analizar el cómo y el porqué la conducta humana (Neurología y
Psicología) estaban poco desarrolladas, teniendo metas propias y diferentes a
las de estos incipientes estudios prehistóricos.
- Académicos, pues la
parcelación académica siempre ha sido una realidad que ha dificultado la
creación de estudios
multidisciplinares e interdisciplinarios, los cuales con un adecuado y
extensivo uso facilitarían mucho la comprensión de tan complejos procesos.
No obstante, parece que
recientemente se está cambiando el interés por conocer las profundas causas de
los cambios culturales detectados en nuestra prehistoria. Así, cada vez se
habla más de la cognición humana, de las variaciones neurológicas con las que se
relaciona, y de las ciencias que más se dedican a su estudio (Neurología y
Psicología, de cuya íntima unión nace la Psicobiología). Cada vez más, se
mencionan en diversos trabajos las capacidades cognitivas de los humanos que
crearon los restos que vemos en los yacimientos, del simbolismo que puede estar
relacionado en ellos y, en definitiva, de intentar explicar las causas que
motivaron la aparición y desarrollo de tales restos arqueológicos (serían el cómo y el porqué del cambio cultural).
Pero tales preocupaciones
sólo se producen en los países que tienen interés en relacionar la Arqueología
prehistórica con la Antropología física y cultural, así como por las relaciones
biológicas que conlleva. Mientras que en otros se omiten del bagaje académico
actual, siendo escaso el interés de muchos de los que se dedican al estudio de
la prehistoria, pues se carece de métodos y formas que faciliten su análisis y
comprensión. Por si esto fuera poco, hay que añadir el continuo aumento de la
complejidad que su estudio conlleva, así como su gran dificultad expositiva y
divulgativa. No obstante, la comprensión de la realidad humana en todas las
épocas pasa inexcusablemente por la utilización y desarrollo de tales ideas y
disciplinas. Podemos ignorarlas por un tiempo, pero tarde o temprano se
impondrán como formas imprescindibles en el estudio de nuestra conducta, sólo
hay que esperar o, lo que sería mucho mejor, empezar a trabajar en esta línea
teórica.
También se está hablando
mucho de los estudios multidisciplinares
e interdisciplinarios como
necesarios para el estudio de la conducta humana. Sin embargo, aparecen nuevos
problemas, como la propia composición de tales estudios multidisciplinares, es
decir, que ciencias deben tratar de analizar la conducta en el lejano pasado
prehistórico. Si nos centramos en los yacimientos arqueológicos, como fuente
directa de la conducta paleolítica, la elaboración de estos equipos
multidisciplinares debe recaer en el arqueólogo que vaya a dirigir la
excavación y realizar su posterior análisis. Así, siempre estarían compuestos
por los criterios que su formación académica y tradición arqueológica le
indiquen, es decir, por arqueólogos, paleontólogos, y en general de todos los
pertenecientes a disciplinas que puedan aportan datos sobre las características
geológicas, biológicas y físico-químicas del yacimiento, del medio ambiental
existente durante su periodo de formación, y de su ubicación temporal y
espacial. Pero, ¿estamos seguros que tal composición cumple todas las
posibilidades teóricas para estudiar la conducta de las primitivas poblaciones
paleolíticas?, ¿no tendrían algo que decir aquellas disciplinas que
tradicionalmente estudian el comportamiento humano en su origen, desarrollo y
evolución en general?
Los estudios
multidisciplinarios ha sido los más utilizados hasta el presente por los
arqueólogos. En ellos, se sumaban las ideas que los diferentes especialistas
tenían sobre los datos obtenidos en los yacimientos. Con su unión se intentaba
elaborar un trabajo común que explicase la conducta humana de cada yacimiento,
y de la unión de todos ellos se intentaría construir modelos más generales
sobre el desarrollo cultural de las sociedades paleolíticas. Estos estudios
multidisciplinarios se fueron transformando poco a poco en interdisciplinarios
al lograr una integración metodológica de todos sus componentes, es decir, que
existiera una coordinación común entre las diferentes conclusiones de cada
especialista y que entre todos lograran unas conclusiones consensuadas en las
que no existieran contradicciones importantes. Esta metodología fue aplicada
con éxito en las tres primeras preguntas que expuse al principio (qué, dónde y
cuándo), pero en su aplicación a las otras dos (cómo y porqué) aún hay mucho
camino que recorrer.
Podemos ver en el cuadro, la composición de la interdisciplinariedad depende de las características del objeto en estudio. En el plano del simbolismo, cognición humana, lenguaje y manifestaciones culturales de cualquier tipo se hace imprescindible el uso de las ciencias relacionadas con la psicobiología del género Homo. La aplicación métodos de carácter interdisciplinario en el
estudio de tales cuestiones siempre debe de tener presente los
últimos avances de la Neurología,
Psicología, Sociología, Lingüística, Biología evolutiva, a los que pueden
añadirse los muy recientes estudios de la Paleogenética y Demografía. Solo con
una buena coordinación metodológica de estas ciencias es como podemos superar
la escasez de datos y la parquedad de métodos aplicados en el estudio de la
cognición humana. La Arqueología cognitiva tiene es este sentido mucho camino
que recorrer, pero su inicio solo tendrá éxito si los medios académicos se
hacen eco de tal necesidad y comienzan a trabajar en ello.
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