lunes, 10 de junio de 2013

La interdisciplina que hay que aplicar al estudio de la Arqueología

Todos estaremos de acuerdo de que el fin primordial de la Prehistoria es el estudio de la conducta del género Homo. Donde no estaremos tan de acuerdo es en la forma en que hay que realizar este interés común. Los aspectos generales de toda conducta humana y por tanto, las líneas de análisis de tal conducta deben agruparse en cinco apartados: en qué consiste, cuándo se creó, dónde tuvo lugar su inicio y desarrollo, porqué apareció en ese lugar y momento, y cómo se crearon.

De tales cuestiones las tres primeras son las que más ampliamente se ha ocupado el trabajo arqueológico desde su inicio. Prueba de ello es el amplio conocimiento (aunque limitado en numerosos aspectos) que tenemos de las diferentes culturas prehistóricas, lo que nos permite tener un mínimo conocimiento de tan lejanos tiempos. Su manifestación cultural queda reflejada en la gran cantidad de útiles (líticos, óseos, cerámicos, metálicos, etc.) y conductas (cazadores-recolectores, agricultores, ganaderos, metalúrgicos, etc.) que variaran según sean los periodos de estudio. Se sitúan cronológicamente en unos anagramas temporales que cada vez son más exactos, gracias a la constante mejora de los medios de datación actuales. Igualmente, se describen posibles áreas de inicio, de expansión, de influencia, e incluso de regresión de tales culturas. Toda esta información constituye un registro arqueológico enorme, dando la impresión de tener un importante conocimiento sobre el inicio de la Humanidad.

Pero la apreciación de un proceso es una cosa y, por desgracia, la realidad de su conocimiento otra. De todo este inmenso acumulo de información los aspectos del cómo y porqué apenas han iniciado su andadura. En este punto, es cuando hay que indicar la existencia de cierto desajuste metodológico, relacionado con los contenidos históricos y académicos de la Prehistoria, que dificulta el desarrollo de estos aspectos analíticos.

- Históricos, pues cuando se inició el estudio de la Prehistoria se realizó en un momento en el que las ciencias encargadas de analizar el cómo y el porqué la conducta humana (Neurología y Psicología) estaban poco desarrolladas, teniendo metas propias y diferentes a las de estos incipientes estudios prehistóricos.
- Académicos, pues la parcelación académica siempre ha sido una realidad que ha dificultado la creación de estudios multidisciplinares e interdisciplinarios, los cuales con un adecuado y extensivo uso facilitarían mucho la comprensión de tan complejos procesos.

No obstante, parece que recientemente se está cambiando el interés por conocer las profundas causas de los cambios culturales detectados en nuestra prehistoria. Así, cada vez se habla más de la cognición humana, de las variaciones neurológicas con las que se relaciona, y de las ciencias que más se dedican a su estudio (Neurología y Psicología, de cuya íntima unión nace la Psicobiología). Cada vez más, se mencionan en diversos trabajos las capacidades cognitivas de los humanos que crearon los restos que vemos en los yacimientos, del simbolismo que puede estar relacionado en ellos y, en definitiva, de intentar explicar las causas que motivaron la aparición y desarrollo de tales restos arqueológicos (serían el cómo y el porqué del cambio cultural).

Pero tales preocupaciones sólo se producen en los países que tienen interés en relacionar la Arqueología prehistórica con la Antropología física y cultural, así como por las relaciones biológicas que conlleva. Mientras que en otros se omiten del bagaje académico actual, siendo escaso el interés de muchos de los que se dedican al estudio de la prehistoria, pues se carece de métodos y formas que faciliten su análisis y comprensión. Por si esto fuera poco, hay que añadir el continuo aumento de la complejidad que su estudio conlleva, así como su gran dificultad expositiva y divulgativa. No obstante, la comprensión de la realidad humana en todas las épocas pasa inexcusablemente por la utilización y desarrollo de tales ideas y disciplinas. Podemos ignorarlas por un tiempo, pero tarde o temprano se impondrán como formas imprescindibles en el estudio de nuestra conducta, sólo hay que esperar o, lo que sería mucho mejor, empezar a trabajar en esta línea teórica.

También se está hablando mucho de los estudios multidisciplinares e interdisciplinarios como necesarios para el estudio de la conducta humana. Sin embargo, aparecen nuevos problemas, como la propia composición de tales estudios multidisciplinares, es decir, que ciencias deben tratar de analizar la conducta en el lejano pasado prehistórico. Si nos centramos en los yacimientos arqueológicos, como fuente directa de la conducta paleolítica, la elaboración de estos equipos multidisciplinares debe recaer en el arqueólogo que vaya a dirigir la excavación y realizar su posterior análisis. Así, siempre estarían compuestos por los criterios que su formación académica y tradición arqueológica le indiquen, es decir, por arqueólogos, paleontólogos, y en general de todos los pertenecientes a disciplinas que puedan aportan datos sobre las características geológicas, biológicas y físico-químicas del yacimiento, del medio ambiental existente durante su periodo de formación, y de su ubicación temporal y espacial. Pero, ¿estamos seguros que tal composición cumple todas las posibilidades teóricas para estudiar la conducta de las primitivas poblaciones paleolíticas?, ¿no tendrían algo que decir aquellas disciplinas que tradicionalmente estudian el comportamiento humano en su origen, desarrollo y evolución en general?

Los estudios multidisciplinarios ha sido los más utilizados hasta el presente por los arqueólogos. En ellos, se sumaban las ideas que los diferentes especialistas tenían sobre los datos obtenidos en los yacimientos. Con su unión se intentaba elaborar un trabajo común que explicase la conducta humana de cada yacimiento, y de la unión de todos ellos se intentaría construir modelos más generales sobre el desarrollo cultural de las sociedades paleolíticas. Estos estudios multidisciplinarios se fueron transformando poco a poco en interdisciplinarios al lograr una integración metodológica de todos sus componentes, es decir, que existiera una coordinación común entre las diferentes conclusiones de cada especialista y que entre todos lograran unas conclusiones consensuadas en las que no existieran contradicciones importantes. Esta metodología fue aplicada con éxito en las tres primeras preguntas que expuse al principio (qué, dónde y cuándo), pero en su aplicación a las otras dos (cómo y porqué) aún hay mucho camino que recorrer.



Podemos ver en el cuadro, la composición de la interdisciplinariedad depende de las características del objeto en estudio. En el plano del simbolismo, cognición humana, lenguaje y manifestaciones culturales de cualquier tipo se hace imprescindible el uso de las ciencias relacionadas con la psicobiología del género Homo.  La aplicación métodos de carácter interdisciplinario en el estudio de tales cuestiones siempre debe de tener presente los últimos avances de la Neurología, Psicología, Sociología, Lingüística, Biología evolutiva, a los que pueden añadirse los muy recientes estudios de la Paleogenética y Demografía. Solo con una buena coordinación metodológica de estas ciencias es como podemos superar la escasez de datos y la parquedad de métodos aplicados en el estudio de la cognición humana. La Arqueología cognitiva tiene es este sentido mucho camino que recorrer, pero su inicio solo tendrá éxito si los medios académicos se hacen eco de tal necesidad y comienzan a trabajar en ello. 

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