viernes, 20 de noviembre de 2015

Lascaux: Una cueva clave

La cueva de Lascaux es uno de los yacimientos más importantes de arte paleolítico. Se encuentra en la región de Dordoña (Francia) en el valle de Vézere cerca del pueblo de Montignac. Fue descubierta en 1940, iniciándose su abertura turística después de la II Guerra Mundial. Ante su notable deterioro por la contaminación de todo tipo (lumínica, bacteriológica, micológica, etc.) se decidió cerrarla en 1963. Para seguir con su exposición al público se realizó una cueva artificial (Lascaux II) que imitaba perfectamente la parte más representativa de la cueva, pero no toda, ni todas sus muestras gráficas, pues su reproducción se limita a la primera galería hasta el Divertícule axial. Del resto se han hecho reproducciones en el centro de arte prehistórico de Thot - espace Cro-magnon (Thonac, Dordoña) a 12 km del Lascaux, pero ya no presentan la configuración de cueva que tanto realismo confiere a Lascoux II. En esta segunda reproducción se encuentra un panel que reproduce la escena del pozo. 

En esta cueva se encuentran unas magníficas pinturas y grabados datados sobre el 17.000 BP, aunque su secuencia ocupacional se extiende desde el final del Solutrense (18600±190 B.P.) y el Magdaleniense medio (15516±900 B.P.). En su interior se encuentran más de 400 figuras de animales, algunas de gran tamaño (grabadas, pintadas y/o policromadas). Sobre todo se representan caballos, bóvidos, bisontes,  y ciervos; aunque también tenemos rinocerontes, osos y felinos. Es curioso que el 90% de los restos óseos encontrados sean de reno, animal que solo tiene una representación (Menéndez et al. 2011).

Sin embargo, aunque sus pinturas son majestuosas, bellísimas y de enorme importancia, en aras de analizar su significado existe una representación gráfica (escena del pozo) que adquiere una importancia trascendente, pues, aunque estemos lejos de conocer al detalle el simbolismo que estas manifestaciones gráficas pudieron representar, esta escena nos ofrece importantes pistas sobre tan escurridizo conocimiento.

La escena del pozo

La escena del pozo está ubicada en las profundidades de la cueva, en un pozo de unos cinco metros de profundidad y de difícil acceso (mapa: puits). Representa las figuras de un rinoceronte (parece independiente del resto de la escena), un bisonte malherido y un ser humano. El bisonte que ha sido atacado con una lanza y muestra parte de sus entrañas colgando del vientre, está herido y moribundo. Frente al bisonte se muestra la estilizada figura de un hombre que porta una especie de máscara de ave, tiene el pene erecto (itifálico) y está caído o tumbado. Junto a su cuerpo se ve una vara con la figura de un ave y un signo como una Y. La pintura está realizada mediante firmes trazos negros de carbón y no parece que se haya aplicado ningún pigmento. Hay que destacar unas características que la hacen única y que, sin duda, estarían relacionadas con su significado:


- Representa una clara escena (hecho muy raro en el arte paleolítico) con un significado que considera a las figuras como un proceso único en el tiempo.
- Su ubicación indica claramente su intencionalidad de ocultarla y dificultar su acceso, salvo para aquellos que estén relacionados, o vayan a estarlo, con su significado.
- Se presenta una relación de un teriántropo con un animal que no es parte de la dieta de los ocupantes de la cueva.
- Tanto el teriántropo como el bisonte tienen en común un estado cognitivo especial (no el que se tiene habitualmente). El bisonte está gravemente herido o muerto, mientras que el teriántropo está caído: muerto o en un estado alterado de conciencia ¿trance inducido por medios externos (drogas, rituales propiciatorios, excitación sexual, etc.)? Parece indicar que estas dos formas de situación cognitiva era necesaria para la relación entre ellos ¿Cuál?
- Es posible establecer una relación entre el animal elegido por el teriántropo (ave) y el que se encuentra en su báculo o vara que eréctil se encuentra a su lado. Es la única clara relación que se conoce entre el animal elegido por el teriántropo y sus útiles. Este hecho nos hace pensar que pudiera ser que cada teriántropo, o mediador paleolítico, tenía un estatus social que ostentaba continuamente con la grabación del animal elegido en sus útiles.
- En esta escena se reúnen los tres aspectos conductuales que casi siempre se van a encontrar en las cuevas ornadas: sexo (vulvas, pene itifálico, incluso relaciones sexuales), muerte (animales y humanos  heridos) y animales/teriántropos (la gran mayoría). 
- Forman un conjunto que recrea todas las características del mundo onírico creado ya en el Auriñaciense (conductas espirituales y religiosas), lo que debió de ser una constante más o menos contenida del mundo espiritual del Paleolítico superior.
- La magnitud e importancia del conjunto le confiere un innegable papel como centro espiritual y territorial de un área geográfica de diversa amplitud. La espiritualidad siempre ha sido un foco de unión entre los grupos humanos, teniendo sus más lejanos orígenes en las actuaciones de este periodo.

Conclusiones

Sin embargo, un solo yacimiento y una única representación no pueden ser considerados como una prueba irrefutable de su posible significado, aunque si significativos al constituir una hipótesis a demostrar.

Se hace necesario realizar estudios globales, tratando estas manifestaciones gráficas en su conjunto como un proceso simbólico que comienza en el Auriñaciense con unas características propias (Arte paleolítico. Antigüedad yrelaciones sociales) y se extiende a lo largo del Paleolítico superior en gran parte del oeste de Europa, con un continuum que no es homogéneo en el tiempo y en el espacio (Arte paleolítico. Consideraciones sobre su estudio).

En este contexto del mundo simbólico, quien esté interesado en un trabajo sobre el simbolismo del género Homo, realizado desde la Arqueología cognitiva, puede leerlo en la siguiente dirección: Las conductas simbólicas en el paleolítico. Un intento de compresión y análisis desde el estructuralismo funcional.

- Menéndez. M.; Jimeno, A. y Fernández, V. M. (2011): Diccionario de Prehistoria. Alianza. Madrid.